Crecí en el mundo de los escritores (que no es exactamente lo mismo que el mundo de los libros). Antes incluso de aprender a leer ya sabía que mi competencia directa para lograr la atención de mi madre serían los libros y, sobre todo, los escritores.
De los cientos de veces que me han preguntado por qué escribo, nunca he respondido la verdad: escribo para lograr la atención de mi madre (que era editora y escritora). Para que deje de mirarlos a ellos, de escucharlos a ellos, de reírse con ellos, de irse a cenar con ellos, de publicarlos, de dedicarles horas, dinero y esfuerzo. Escribo para que todo eso (y su inteligencia, su sensibilidad y su imaginación) sean dirigidos en mi dirección, sean para mí y para nadie más.
Creo que lo he conseguido.