Bueno, yo considero que he tenido suerte, después de muchos años haciendo probaturas, equivocándome, acertando, equivocándome otra vez, acertando otra vez y volviendo a empezar, por fin me he sacado de encima el problema de quién es el hombre adecuado para mí: ahora lo decide mi perro.
Aunque claro, lo que constituye un hombre adecuado es distinto para cada uno de nosotros y va cambiando según las épocas y las circunstancias. A veces el hombre adecuado es el más alocado, el más anárquico, el más organizado, el más creativo, el más viejo, el más joven, el más guapo, el más inteligente, el más extraño, el que nunca te querrá, el que te amará hasta que se acabe el mundo, el que ve amanecer después de una noche en vela, el que se pone el despertador para ver amanecer. Depende. Para mí, ahora, el hombre adecuado es casi cualquier hombre que no me ponga histérica.