Pues bueno: hemos pasado de las 3 agendas a las 2 camisetas de encaje. Me ha parecido que como hoy íbamos a hablar del amor gratuito estaba bien poner alguna prenda ligera y liviana como un soplo de aire, que le gusta a todo el mundo y que me acabo de comprar de rebajas. Hay amores que cuestan carísimo y luego hay amores que son absolutamente gratis. Todos somos capaces de ambos. Creo yo, vamos. Igual hay algún ser raro por el mundo que solo es capaz de dar y de recibir uno de los dos, pero en general, las dos categorías (amor gratis y amor carísimo) son asequibles para todos.
Tres muestras de amor gratis de las últimas semanas:
Me voy a una cafetería a trabajar (he acabado un libro nuevo, lo estoy corrigiendo). Llevo más de un mes resfriada (como todo el mundo en Barcelona), pero ya estoy mejor. Aun así, toso un par de veces. Una tos carrasposa, de viejo, de fumador empedernido y de bebedor de carajillos que no me favorece nada, pero al parecer no podemos escoger la tos que tenemos: hubiese preferido una tos de dama tísica moribunda del siglo XIX, pero tengo una tos de camionero. Así es la vida. En fin. La señora de la mesa de al lado, que está desayunando con su marido, me mira sonriendo y me dice: “Sigues con la tos, ¿eh?” No la he visto en mi vida.