Me encanta comprar tonterías en verano, pero nunca nada serio. Tal vez sea por puritanismo, no sé, pero creo que el verano ya nos da tantas cosas (el sol, el mar, el descanso, el Aperol Spritz -que ya sé que es un poco una guarrada y que además dicen los que saben que ya ha pasado de moda, pero me da igual, me hace feliz y punto, nunca doy explicaciones sobre lo que me hace feliz, simplemente lo hago y listo-, los amigos que viven lejos, los hijos que viven lejos, las rebajas, los días largos, la piel, las pecas) que pedirle más, un bolso o un vestidos caros, por ejemplo, me parecería una cutrez de persona desagradecida.
No hay que comprar nada serio en verano, no hay que intentar nada serio tampoco, solo cosas livianas, que julio y agosto sean como deslizarse por un tobogán. Nada más. ¿Lo conseguiremos este año? No se sabe.
Hace dos días en Cadaqués, me compré este anillo, vale 15 euros, o 18, no me acuerdo. Y es igual de bonito que el que llevo en la otra mano.
Y como hoy os echaba de menos, aunque ya escribí ayer, pues he decidido escribir de nuevo. Por los días ligeros, por las joyas que no valen nada (y por las joyas con animales, que son mis favoritas, pero de eso hablaremos otro día) y por los veranos largos y serpenteantes.
Feliz tarde de domingo, amigos.
Pues sí Milena, el verano nos da tanto, también recuerdos entrañables, días de piscina, toallas, bolsos de paja, mar y el olor a Aftersun...por cierto, de pequeña me pintaba las pecas, quería más de las que me salían. Agradecer es un bálsamo para el alma y me hace conciliar el sueño, esta noche volveré a pensar en tu regalo de domingo.
El anillo chulisimo, yo tengo unos pendientes muy parecidos.
El complemento perfecto para el otro anillo que tanto me gusta Salgo del Liceu y llega la alerta de este post dominical y mi ex, ahora amigo, me invita a cenar. Tarde de domingo perfecta.