Me he comprado algo absurdamente caro y que no necesitaba.
Bueno, no sé. Absurdamente caro, no. Y que no necesitaba, tampoco.
Una vez le escuché decir a Jay-Z, el sexy marido de Beyoncé, que para saber si podía permitirse comprar algo (supongo que él se refería a mansiones, coches, islas o a países enteros, no a una bufanda de punto de seda, pero es lo mismo), se planteaba si se podría comprar dos sin que eso supusiese un descalabro económico o la ruina total. Si se podía comprar dos (islas o bufandas, da igual), entonces también era razonable comprarse una.