He leído recientemente un par de entrevistas en diarios británicos en las que dos actores de cine importantes (no recuerdo los nombres, pero eran actores famosos, shakespearianos, de primera fila, uno joven y otro viejo) contaban que habían acabado en el psiquiatra a causa de dos críticas negativas sobre su trabajo. Uno de ellos recomendaba no leer nunca las críticas y el otro simplemente admitía haberlo pasado muy mal y haber necesitado meses de terapia.
© 2025 Milena Busquets Tusquets
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