Soy anti albornoz, estoy más a favor de enrollarse una toalla alrededor del cuerpo. Ya sé que es menos civilizado, más “caribeño” por decirlo de algún modo, pero me gusta más. Yo siempre salgo así de la ducha, bueno, más bien de la bañera.
Mi bañera es un poco como mi despacho. Desde allí respondo mails, contesto mensajes, hablo con mis amigos y resuelvo cuestiones varias. Mis hijos dicen que me paso tres horas al día metida en la bañera, pero también afirman (y le cuentan a todo el mundo) que hago siestas de tres horas, y tampoco es verdad. Hago siestas de diez o veinte minutos y me doy baños de una hora o una hora y media, tal vez de dos en los días extremos.