¿Cuándo es recomendable llegar hasta el final?

No es fácil empezar una historia. No es fácil empezar una historia sentimental, no es fácil empezar un “affaire”, no es fácil empezar a escribir una novela, no es fácil empezar una amistad, no es fácil empezar a llevar tacones, no es fácil empezar a jugar a bridge, no es fácil empezar a fumar (y a demás es una tontería), ni siquiera es fácil empezar a hacer una tortilla de patata. Ningún inicio es fácil. Todo el mundo lo sabe, nos lo han dicho en multitud de ocasiones desde que éramos niños. El problema es que también nos han dicho que las cosas se tienen que acabar, que no se pueden dejar a medias, que si empiezas algo, debes llegar hasta el final.

Ahí van algunas cosas que quizá deberíamos acabar y otras que tal vez sea mejor dejar a medias…

Acabar:

- Los amores: Yo me quedo siempre hasta que suena la última campanada. Y cuando suena, la oigo. Puedo pasar años sorda como una tapia, empecinada y obsesionada, con el diablo en el cuerpo, totalmente ocupada física y mentalmente por otra persona. Pero el día que he llegado al final, lo sé. No temo empezar historias y al hacerlo solo asumo un compromiso: llegar hasta el final, llegar con el otro todo lo lejos que podamos llegar. A veces llegas hasta la vuelta de la esquina (y aprovechas para comprar patatas en el súper) y a veces llegas a Marte (y te dejas la piel por el camino).